¿Recuerdan que cuando Grecia se declaró en bancarrota el Primer Ministro socialista Papandreu confesó que las estadísticas que presentaban a la Unión Europea eran falsas? Solo así se entendieron hechos tan increíbles como que el número de propietarios de automóviles Porche superara el número de contribuyentes con ingresos anuales menores al precio del vehículo (¡!). Preguntémonos si la falsificación estadística también facilitó la accesión de Grecia a la UE.
El ajuste fue proporcional a la dimensión del engaño y la farra fiscal. Pero los griegos no han soportado la austeridad fiscal que aceptaron como condición de la ayuda que solicitaron. Han elegido al populista Alexis Tsipras, líder de Syriza, una coalición semejante a “Podemos”, el peligroso movimiento radical español de Pablo Iglesias, asesor cercano -y costoso- de Hugo Chávez y de Maduro. Tan pronto como asumió el poder, Tsipras detuvo las privatizaciones más importantes, elevó el salario mínimo y reintegró a miles de funcionarios despedidos por innecesarios, entre otras medidas para desmontar los avances logrados. Desafiante, su Ministro de Finanzas se reunió con el Presidente del Grupo que negocia la deuda con Grecia (el Ministro de Economía holandés), para decirle que no quieren más ayuda financiera, que no los reconocen como interlocutores válidos, y que pretenden renegociar los acuerdos de rescate a otro nivel. Desde Alemania hasta España, han recibido la misma respuesta: los compromisos contraídos por los Estados deben ser asumidos por los gobiernos, sin importar quién los presida.
Para fortalecer su insostenible posición, han elegido a Putin como aliado estratégico. Pretendieron vetar el comunicado de la UE anunciando nuevas sanciones contra Rusia por la tragedia de Ucrania. Y para despejar la duda más mínima, el Ministro de Defensa (líder de un partido de derecha nacionalista -aliado de un gobierno dominado por comunistas) convocó “a una mayor colaboración con Rusia en la compra de armamento” -una suerte de misil contra EE.UU., cuya importante base militar en Creta cubre todo el Mediterráneo oriental.
El Secretario General de la OTAN ha declarado que Rusia “sigue un patrón alarmante”; que ha usado la fuerza militar para anexar Crimea; y que está desestabilizando Ucrania e intimidando a sus vecinos, “sin hacer caso al Derecho Internacional.” (Euronews, viernes 30). Suecia ha desviado submarinos rusos entrando a su zona marítima. El Embajador ruso en Londres ha sido convocado para que explique el vuelo de dos bombarderos en los límites del espacio aéreo británico. Actos semejantes se repiten contra otros países europeos en una estrategia típica de la Guerra Fría.
La Unión Europea se construyó sobre los escombros y los horrores perpetrados por populistas desquiciados como Hitler y Mussolini, que hipnotizaron a sus pueblos. Está probado que ilusionistas como Tsipras e Iglesias (“Podemos”) convergen con el nacionalismo de Putin y su proyecto expansionista. Sus aliados del ALBA pueden extender las tensiones a América Latina. Defender Europa es defender la civilización y el orden internacional basados en los principios de la democracia y el Estado de Derecho.