Si el presidente Pedro Castillo, sus ministros y su gabinete en la sombra tuvieran algo de sensatez y capacidad para darse cuenta de su propia situación, luego de lo sucedido la semana pasada deberían saber que el viejo cuento de que al mandatario lo quieren vacar “los ricos”, “los limeños” y “los monopolios”, mientras que “los pobres”, “los campesinos” y “el pueblo” están de su lado, no tiene ningún sentido y que si insisten en sostener eso, no harán más que acelerar aún más la caída.

El discurso facilista y nefasto de “ricos” por allá y “pobres” por acá, no resiste el menos análisis al ver que en Junín se levantaron los agricultores, ganaderos, choferes y comerciantes de mercados, y que fue necesario movilizar a cientos de policías con carros blindados durante el surrealista Consejo de Ministros realizado el jueves en Huancayo, ante la posibilidad de que la gente se le vaya encima a un mandatario “del pueblo” que tuvo que movilizarse en helicóptero.

En Lima la cosa no es muy distinta. Que el jefe de Estado se acuerde de la masiva marcha del martes 5 de abril tras violar la ley y decretar inamovilidad por temor a las iras cultivadas por su gobierno. Habría que ver si el presidente Castillo es capaz de caminar tranquilo por cualquier mercado de la capital donde los precios se incrementan todos los días, y no necesariamente por la invasión de Rusia a Ucrania. Ni sus más grandes ayayeros palaciegos le sugerirían hacer algo así.

Pero el presidente no aprende. Sin ir muy lejos, hace pocos días ha insistido en seguir faltándole el respeto a los peruanos golpeados por la pandemia al nombrar como ministro de Salud a otro ahijado de Vladimir Cerrón, y como viceministro de Orden Interno a un policía retirado con múltiples cuestionamientos. ¿Dirá que los critican porque vienen “de la chacra” o porque no son “de la argolla limeña”? Cuánto desatino, qué ganas de ganarse más problemas y rechazos.

A eso se suma lo que se veía venir: que los antes “incondicionales” del Congreso comienzan a saltar del barco conforme este se va yendo a pique en medio del rechazo de la calle y no precisamente desde el lado de “los ricos”. Si la cosa sigue así, ni regalando ministerios a Juntos por el Perú o a Somos Perú, ni entregando obras truchas a “Los Niños” de Acción Popular va a lograr mayoría en el Poder Legislativo. La vacancia aún está lejos, pero más adelante podría no ser así.