El presidente Vizcarra y la era de los gobiernos subnacionales

Martín Alberto Vizcarra Cornejo (1963) es desde ayer el nuevo presidente del Perú por mandato constitucional. La calidad jurídico-política de su nueva alta investidura es inobjetable. Se hizo pegada a la Carta Magna de 1993, que tiene establecida la mecánica de la sucesión presidencial. Desde el instante en que juramentó -acto ad solemnitatem- en el recinto del Congreso de la República, la crisis política en el país ha acabado y es hora de recuperar el tiempo perdido y enrumbar nuestro destino nacional, mirando los derroteros del Estado hacia el Bicentenario. Ahora cuenta la gran oportunidad de su vida política y personal para hacer historia y pasar a la historia. El Perú, como lo ha recordado el propio presidente Vizcarra, es más grande que sus problemas -frase acuñada al eminente historiador de la República, Jorge Basadre- y eso es verdad. A mi juicio, la exitosa experiencia de su gestión en Moquegua, que lo encumbró con un importante salto hacia la política nacional, debería exponenciarla mirando al país entero. Es hora de darle el enorme valor y relevancia a los gobiernos subnacionales, que son los poderes regionales, como el que tuvo en la región Moquegua.

El Perú históricamente se ha mirado únicamente desde Lima y hacia Lima. El centralismo nos hizo mucho daño y nos hizo, además, una sociedad con enormes fracturas, no nos engañemos. Martín Vizcarra ya ha demostrado talento en el sur del Perú, donde los moqueguanos viven días festivos por su asunción al más alto cargo del Estado y ahora deberá aplicarlo en todo el país. En este trecho de más de tres años en que gobernará, deberá hacerlo con una conjugación de carácter para que se cumplan los objetivos y consenso para que no queden frustrados. Siendo limeño de nacimiento, su mayor fortaleza es provinciana y deberá aprovecharla para hacer lo que ningún gobernante en nuestra historia republicana hizo por el Perú profundo de José María Arguedas -amén de algunos esfuerzos en años recientes- y nuestra nueva política exterior deberá elaborarse a partir de los intereses de las diversas regiones del Perú.