Las idas y venidas del fujimorismo en la actual coyuntura nacional adquieren un apabullante protagonismo. Desde su enfrentamiento con el Gobierno, que desencadenó la remoción del gabinete encabezado por Fernando Zavala, pasando por los líos internos de su bancada y prolongándose con el siempre presente tema del indulto al expresidente Fujimori, Fuerza Popular se mantiene como factor preponderante en el escenario político.

Luego del remezón por el rechazo de la mayoría parlamentaria al pedido de cuestión de confianza del presidente del Consejo de Ministros, el fujimorismo pareció tomar conciencia de su importancia en la tarea de fortalecer la democracia y hacer avanzar al país. Dio muestras de armonía y entendimiento con

el Ejecutivo.

Sin embargo, al interior aparecieron actitudes críticas y directamente inquisidoras de uno de los líderes del partido, nos referimos a Kenji Fujimori, quien en los últimos días ha recibido sendas advertencias de parte de sus colegas parlamentarios y hasta ha sido amenazado con la expulsión de Fuerza Popular. Lo único que podría producirse al agudizarse las contradicciones sería la fragmentación de este partido.

Por último, se ha puesto sobre el tapete el recurrente tema del indulto al expresidente Alberto Fujimori. Las últimas declaraciones de los vicepresidentes de la República sobre su apoyo total a cualquier decisión que tome el jefe de Estado, Pedro Pablo Kuczynski, hacen suponer que, sensibilizados los diferentes actores del Gobierno, podrían mostrarse más flexibles para encontrar respuestas y soluciones a este espinoso caso.