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Estamos entrando a una campaña electoral breve pero intensa. Y es importante recordar que el respeto que muestren los candidatos por sus electores será el mismo respeto que muestren luego como congresistas a sus representantes.
Por ejemplo, si un candidato ofrece construir carreteras, crear postas médicas o poner agua y desagüe, ese candidato no respeta a sus electores. Porque ninguna de esas tareas le corresponde a un congresista. Ese candidato quiere engañar a sus votantes para poder llegar al Parlamento y luego no cumplir con lo prometido.
Si un candidato ofrece soluciones simples a problemas complejos, ese candidato muestra la misma falta de respeto, pues busca engañar con propuestas que son solamente humo. La inseguridad ciudadana no se resolverá solo con una ley, tampoco se conseguirá así el crecimiento económico. El reto es más grande y requiere una mirada integral.
Si un candidato imprime cientos de volantes con su cara, su nombre y su símbolo pero no realiza el mismo esfuerzo para difundir sus propuestas, ese candidato tampoco respeta a sus electores. Los subestima, piensa que basta con empapelar la ciudad para ganar su confianza.
Si esas inmensas faltas de respeto se dan hoy cuando necesita el apoyo de la gente, ¿se imaginan lo que hará cuando esté en su escaño y sienta que puede olvidarse de los ciudadanos? Es justamente ese tipo de políticos los que debemos dejar atrás. Necesitamos una nueva política, donde el respeto a los ciudadanos empiece en la campaña y continúe durante el trabajo parlamentario. Exigir ese respeto en estas elecciones es ayudar a generar el tan necesario cambio político en nuestro país.