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Hay mucho ruido político que ensordece los reclamos ciudadanos, por lo que sería bueno tener un presidente que baje los decibeles de lo primero y se ocupe más de lo segundo. Específicamente, el tema de la vacancia vuelve a cobrar protagonismo y tendrá más relevancia que cualquier otra inquietud de la población.

De esta manera, ayer se inició la recolección de firmas en el Congreso de la República para debatir por segunda vez la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski, un vía crucis que seguirá en los próximos días hasta un nuevo punto de tensión entre las bancadas de oposición y el oficialismo.

El hecho de que el grupo de Fuerza Popular pierda a un congresista y sume 59 votos, 12 menos que los de la primera intención de vacar al Mandatario, no logra difuminar la inestabilidad política o el trance en el que se encuentra el país. Es más, empeora la situación, sabiendo que esta movida política es una consigna de su célebre exmilitante Kenji Fujimori.

Por lo tanto, quedan relegados temas más importantes para el ciudadano de a pie, a quien todavía no le devuelven la seguridad en las calles ni en los colegios donde sus hijos volverán a clases el próximo lunes. Ni hablar de las vías afectadas por las lluvias y los huaicos, la falta de empleo formal y ser mejor atendidos en los centros de salud del Estado.

Temas tan sencillos como los mencionados todavía no pueden salir del círculo de los problemas nacionales porque, sencillamente, la clase política está más ocupada en resolver sus enfrentamientos con el poder que en enfocarse en esa mayoría necesitada. Urge un presidente que se coma este pleito, no el otro.

Esperamos, pues, que marzo no sea un nuevo diciembre, que el tiempo sea aprovechado para devolverle la esperanza al poblador que no se levanta cada día pensando en cómo combatir a la oposición en el Legislativo, sino en sacar adelante a los suyos.