Lo señalado por la lobista Karelim López sobre la facilidad con que el presidente Pedro Castillo cree que podría cerrar el Congreso antes de ser delatado por su prófugo ex secretario Bruno Pacheco, debería ser una clarinada para los legisladores que crean en la democracia y estén dispuestos a ser una barrera contra un mandatario con la intención de salvarse de la vacancia y la cárcel a cualquier precio.

Vemos que esos gritos callejeros azuzados por el gobierno que reclaman el cierre del Congreso, están relacionados con el temor del mandatario a ser enviado a su casa si es que Pacheco abre la boca y pone en blanco y negro lo que por ahora está a nivel de indicio o sospecha: que el profesor era el jefe de una organización que saqueaba al Estado desde el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Si a lo dicho por López respecto a Castillo, sumamos lo anunciado por Vladimir Cerrón respeto a que tienen un “Plan B” relacionado al Congreso en caso no les sea posible sacar adelante su asamblea constituyente, tenemos claro que el Poder Legislativo podría ser objeto de un nefasto zarpazo de quienes no creen en “pelotudeces democráticas”.

Mientras tanto, en el Congreso parecen estar mirando a otro lado. Los grupos democráticos deberían dejar de lado las diferencias. La democracia está en juego.