Una vez más el Tribunal Constitucional le enmendó la plana al Congreso de la República y declaró inconstitucional la ley de aportes de la ONP. Esperemos que el Legislativo comprenda definitivamente que no tiene iniciativa de gasto y que haga un mea culpa por generar falsas expectativas en miles de peruanos.

Se ha perdido mucho tiempo en discusiones y afanes de protagonismo para aprobar una ley inconstitucional. Sin estudios técnicos ni financieros, los congresistas han preferido hacer lo que les conviene antes que realizar un trabajo serio. Prometieron dinero para uso y beneficio de la propaganda política, a puertas de las elecciones presidenciales y congresales del 11 de abril. Sabían que el rebote de una iniciativa así tendría buena aceptación popular y se movieron como productos que hay que venderse bien. Lástima que no se trató el tema de los aportantes de la ONP con seriedad y soluciones racionales. Un corporativismo parlamentario alrededor de esta problemática solo generó declamaciones populistas. Cualquiera se creyó con derecho, no solo de decir, sino también de presentar un proyecto de ley de lo que se le ocurra, a veces premeditadamente provocativo y sin sentido. Y ojo que no solo es por falta de capacidad y conocimiento sino porque están comprometidos por intereses partidarios o personales.