Antes y después de comenzar el siglo actual, con motivo del auge de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), algunos especialistas en TIC y educadores planteaban que en un futuro cercano los alumnos iban a estudiar virtualmente en sus casas y que irían al colegio máximo un par de días a la semana. Qué equivocados estaban cuando las evidencias nos muestran que son indispensables las clases presenciales en los planteles.

Lo mismo veo ahora – con el tema de los medios educativos – pues algunos actores muy cercanos a las TIC plantean dar prevalencia solo a los “textos escolares virtuales” y dejar de lado “los textos escolares impresos”. Creo igualmente que es un error. Los materiales bibliográficos impresos, según reconocidos escritores y literatos, permiten una lectura y una postura más cercana y afectiva a sus contenidos sean novelas, poesías, cuentos, poemarios testimonios, ensayos, etc.

Un Texto escolar impreso al ser utilizado por el alumno no solo le permite una comprensión literal o inferencial de un texto según el grado y el área curricular, sino la escritura y trazos cuando sean pertinentes; lo cual le permite también procesar cuestionarios, testimonios y problemas para trabajar en clase y en casa.

David Ausubel (1918- 2008) desarrolló la teoría del aprendizaje significativo que señala que es posible asegurar “los aprendizajes nuevos” si se han internalizado “los previos” (muchos textos escolares contienen previamente un resumen de los aprendizajes anteriores).

Una una clase debe ser interactiva y en ella el alumno debe utilizar la mayor variedad de recursos: empírico-concretos, virtuales, audiovisuales, impresos, etc.