A menos de un año de ir a las urnas para elegir presidente, vicepresidentes y congresistas, los peruanos deberíamos ver, a manera de reflexión, lo que viene sucediendo en muchas regiones del país, donde la gente está pagando, incluso con su vida y la de sus seres más queridos, las consecuencias de haber votado por personajes nocivos e incapaces que en tiempos de pandemia se han convertido en un problema más que en una solución.

Un gobernador regional, quien al momento de asumir el cargo se hace responsable de salud, educación, transporte y el manejo de muchos recursos, no puede ser un improvisado ni un personaje que desconoce el manejo de la administración pública. Tampoco un elemento con dudosos antecedentes. El país ya sufrió por este tipo de autoridades entre los años 2014 y 2015, en que varias fueron a parar a prisión. Sucedió en Tumbes, Cusco, Áncash y Cajamarca, por mencionar solo algunas.

Hoy el caso más dramático lo vive Arequipa, una región que es gobernada por el antisistemas y además inepto Elmer Cáceres Llica, a quien el cargo le ha quedado inmenso en medio de la emergencia por el COVID-19. Los infectados no tienen dónde ser atendidos y se están muriendo en las puertas de los hospitales, mientras el hombre sueña con ser candidato presidencial el próximo año. La cosa es difícil en todo el país, pero todo se ha complicado por la presencia de este personaje.

Si vamos más allá, miremos cómo nos hemos equivocado con el actual Congreso, que es un gran reflejo de lo que es el voto irresponsable y desinformado. Decimos que queremos un mejor país con trabajo, educación, salud, seguridad y economía sólida, pero elegimos a representantes de universidades truchas, a gente que autoriza “taxis colectivos” y a populistas que quieren regalar lo que no es suyo, para traerse abajo lo avanzado en estos años que, hay que decirlo, tiene mucho por ser corregido.

El próximo gobierno y el Congreso que vengan tendrán la responsabilidad de levantar al Perú de donde lo deje esta pandemia. Y no podemos dar ese encargo histórico a los Cáceres Llica o a legisladores que no saben ni cómo es el sistema de aportes a la ONP o que creen que condonando deudas a los bancos privados el país saldrá adelante. A puertas del Bicentenario, está en juego nuestro futuro. No nos podemos dar el lujo de cometer más errores en las urnas.