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Después de 3 días ha sido abatido Chérif Chekatt que provocó la muerte de 3 personas y dejó a otras 13 heridas, 8 de estas en estado grave, luego de disparar indiscriminadamente en el mercado de Navidad en el centro de Estrasburgo, la ciudad francesa fronteriza con Alemania. Más de 700 efectivos peinaron toda la ciudad en busca del criminal de 29 años, que tenía una montaña de antecedentes penales como para temerle. Apenas muerto, el Estado Islámico ha difundido que se trata de “uno de sus soldados”. Todo parece indicar que se trataría de un “lobo solitario”, es decir, un atacante que sin tener una relación de coordinación, o dependencia operacional o logística con el grupo terrorista, ataca en su nombre profiriendo reivindicaciones propias del extremismo islámico. Francia, pero en realidad toda Europa, hasta ahora no sabe cómo librarse del terrorismo, pues las políticas intraestatales y las de la Unión Europea realmente han fracasado para erradicarlo o, por lo menos, neutralizarlo. Distraídos en otros menesteres –Macron y su ingenua idea de un ejército europeo, por ejemplo– no le están poniendo la atención debida a esta seria amenaza. Las alertas que sobrevienen luego de los ataques son enteramente reactivas, mientras el pánico sigue apoderándose de los franceses que deciden encerrarse en sus casas. Con este infeliz contexto, el Brexit o salida del Reino Unido de la Unión Europea empodera a sus fervientes promotores, que sostenían como una de las causas para conseguir la escisión de Europa continental, los amplios niveles de vulnerabilidad que producía la llegada de extranjeros hasta Londres y otras ciudades británicas por las concesiones que otorgaba la ligazón con la Unión. En adición, el atentado de Estrasburgo, más las protestas en toda Francia de los denominados “chalecos amarillos” contra el gobierno de Macron, han movido el piso al joven presidente galo. Los europeos están nuevamente advertidos de que el yihadismo los puede sorprender trágicamente, pues hasta ahora no existe ninguna inteligencia profesional que haya podido neutralizar a los “lobos solitarios” que, actuando por su cuenta, hacen más compleja la tarea para identificarlos.