Faltan apenas 14 días para que los ciudadanos ejerzan su derecho a elegir un nuevo presidente y (ojalá) un Congreso que merezca ese nombre. El problema es que podría ser que el 10 de abril próximo no quede siquiera un candidato de los 19 que eran cuando el fandango comenzó.

Han ido cayendo por irregularidades diversas, omisiones, falsedades y burlas a lo que estipulan las leyes electorales. Uno por uno o de dos en dos se van a su casa, inútiles para postular y gobernar. ¿Quedará para el elector un razonable abanico de opciones para decidir a quién otorgar la confianza de su voto?

Y pese al corto plazo por delante, persisten los intentos de las agrupaciones por “tumbarse al otro”, en una nueva versión del “palo ensebado”. El último en soportar las formas de “acoso y derribo” es el candidato PPK, a quien se acusa de haber repartido cerveza en un concurrido mitin, que no era suyo y del cual se marchó después de breve aparición. Y quedó explicado su gesto de devolver sin abrir una bolsita de hojas de coca que le alcanzó un despistado paisano.

En cambio, en otro mitin electoral, el candidato apro-pepecista se quedó mientras se repartían cerveza y celulares a la vista y goce de todos y él apuntaba con energía: “Puedo jurar que siempre me he opuesto a que se regale cualquier cosa”…

¡Qué lamentable que ni el JNE ni la clase política hayan hecho algo por prevenir tanta tropelía en el proceso y, si acaso, por cambiar un ápice la cultura de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio!