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En un periodo tan convulsionado -políticamente hablando- y con un país a la deriva por ausencia de piloto físico, en este año electoral se sabrá qué prioriza la ciudadanía y si el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski tendrá aliados en las regiones y provincias para sus tres años y medio de gobierno que le restan.

Por un lado, tenemos a partidos tradicionales que se han visto manchados por el escándalo de Odebrecht y, por el otro, a agrupaciones menores que disputarán el poder en las alcaldías y los gobiernos regionales.

En el norte del país, donde la gran mayoría despaldó a Fuerza Popular en la primera vuelta y permitió a Keiko Fujimori colocar a 21 parlamentarios (Tumbes, Piura, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad y Áncash), no se da por hecho que sus pobladores voten esta vez por el mismo partido. No es un efecto claro que la política pura y dura de la capital influya en las provincias.

Se habla de que Alianza Para el Progreso (APP) influyó en el norte para que en la segunda vuelta la agrupación naranja no eleve más su votación, lo que le hubiera permitido superar los 50,000 votos y ganar las elecciones. Pero, también hubo movimientos independientes que jugaron su partido aparte.

Lejos del escándalo de corrupción por Odebrecht, la frustrada vacancia de PPK y el indulto a Alberto Fujimori que han salpicado casi a todas las corrientes políticas tradicionales, en las regiones y las provincias del norte pesa más la presencia del buen vecino, un buen planificador, un gestor, alguien que hable menos de derechas e izquierdas y que lidere, por ejemplo, la reconstrucción.

Por eso, considero que hay una gran oportunidad no solo para aquellos que tienen una trayectoria política clara, sino también para los independientes cuyo único deseo es sacar adelante a las ciudades golpeadas por los desastres naturales.

Esto no quiere decir que la gente elija a improvisados que se asusten o ausenten en plena emergencia, y menos que lloriqueen porque les falta presupuesto o los dejaron endeudados. No. La ciudadanía pide personas que les resuelvan los problemas cotidianos, como el recojo de basura, la refacción de las pistas, la mejora en la atención en educación, salud y que traiga inversión a las regiones. Menos política, más acción, es lo que necesitamos.