Setenta y seis países en el mundo, casi la mitad de la población global, ha previsto elecciones presidenciales o legislativas pero su realización está en riesgo por una posible afectación al derecho de sufragio por extrema polarización y sobre todo por desinformación potenciada por la inteligencia artificial que amenaza democracias consolidadas como frágiles y precarias. No hay garantía para que estos procesos, entre ellos los de Estados Unidos y la Unión Europea, se cumplan limpios de contaminación, respetuosos de la atribución esencial de la ciudadanía que quita y da poder. No solo proliferan las noticias falsas y las narrativas imaginadas, la inteligencia artificial agrava el riesgo por la capacidad de crear imágenes, textos y voces que pueden impedir que el elector distinga lo verdadero de lo falso. También acudirán a las urnas algunas de las democracias más pobladas y polarizadas del planeta como Brasil, India, Indonesia, México, Pakistán, Rusia sin que sea posible garantizar campañas electorales exentas de falsedades y maquinaciones malévolas que dejan de lado la verdad y la ética. Los llamados deep fakes son videos que parecen completamente reales y a través de ello se puede decir de todo de un adversario político y hacer creer a la población realidades que no existen. La desinformación es hoy un flagelo mundial sin solución a la vista. Nuestro país la sufrió cuando la gran prensa internacional recogió la versión de la inocencia de Pedro Castillo y la prepotencia e ilegalidad de Dina Boluarte. Los gobiernos deben proteger la autenticidad del voto popular en peligro en esta guerra global por la verdad. La comprobación de lo que se difunde por Internet debe ser parte de la asistencia electoral, junto a los observadores que verifican la legalidad de los sufragios. Lo recordaremos cuando nos toque elegir.
Elecciones globales el riesgo por María del Pilar Tello (OPINIÓN)
Columna de opinión.