Ellas también
Ellas también

Lo he dicho varias veces. Seguro lo deben haber oído en distintas entrevistas: que ser cocinero es cubrir una de las muchísimas cosas que hay en un restaurante.

Internamente en Central nos reímos de que aparezca mi cara sonriente después de alguna premiación, como que fuese un personaje que produce una obra solo con su imaginación y trabajo. Que pienso e ideo solo, que me echo al hombro la puesta en marcha, la escena, el cuidado de cada detalle, el manejo del equipo, el día a día. Que viajo a las alturas con una mochila al hombro, solitario. Nada más lejos de la realidad.

Existen Pía, la fuerza de la cocina, la perseverancia, el esfuerzo diario, la creatividad y la dirección. Ahora la mamá, que cubre ya no solo tareas en un restaurante sino también en la casa de un niñito de un año y meses.

Pía me reta en la cocina y quiere ser mejor siempre, en gran parte alistándose para una aventura propia que viene a finales de este año. A veces, en las noches en que Cristobalito no duerme, ella está imaginando esos platos y con qué elementos vestir las paredes para decorarlas. Pía siempre ha marcado un paso y tienes que seguirla.

Está Malena, que escucha y anota. Que piensa y organiza ideas, y a gente que coordina y hace que nuestra imaginación pueda convertirse en realidades. Que como fue médico, oye sobre temas científicos y no se intimida. Le gusta la investigación y conocer a las personas en cada viaje, y tratar de entender sus mundos, eso le apasiona. Mater Iniciativa existe por tantas conversaciones conjuntas que conllevaron a acciones. Ella va dando forma a proyectos futuros, tomando como base mis ideas y las de Pía, así que su insomnio es por la preocupación de cubrir y exceder expectativas, de hacer que todo funcione.

Mariana es la administradora de Central y de todos los nuevos proyectos. Es organizadísima, metódica, práctica. Ella piensa en números y hace cuadros con la vista fija en una pantalla, sin pestañear. Cada paso que damos ha sido acompañado por la confianza que le tenemos en que vamos seguros. Una de las primeras lecciones aprendidas (y anotadas) es que sin un soporte importante en su área, lo creativo que pueda ser un cocinero cae a fondo vacío, y puede hacer que lo que en concepto es un gran restaurante, en un tiempo deje de existir porque como negocio no funciona.

Las tres disfrutan trabajar juntas y hacen llevaderos los días. Sienten el restaurante como yo y viven nuestros planes con la misma intensidad.

Está claro que para noticias y medios será más fácil captar la imagen del que más representa, pero el escribir aquí es una buena oportunidad para decir son ellas también, que sin su trabajo yo tendría, sí, todas estas ideas en la cabeza, pero batallaría con que vayan existiendo. Me siento seguro, incluso si debo estar lejos del restaurante, de que se quedan columnas fuertes resistiendo un techo que construimos en grupo.

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