GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Es increíble que hayan pasado más de dos años desde el último fenómeno El Niño costero y en ciudades como Trujillo, en La Libertad, todavía no hayan concretado importantes obras de reconstrucción.

No estamos hablando de grandes obras con alta ingeniería, menos de puentes. Por ejemplo, dos avenidas que implican desfogues para el centro trujillano. Por esto no se le puede echar la culpa al Gobierno.

Había escrito que gran parte de la responsabilidad está en el diseño del financiamiento de las obras de la reconstrucción. No les han dado dinero para elaborar expedientes. Pero esto se entiende con grandes obras, no con pistas urbanas.

Solo para muestra: dos importantes avenidas aún están a la espera de la ejecución de sus respectivos expedientes. Los transportistas amenazan, con justa razón, que cumplan con su rehabilitación o se viene una denuncia a nivel fiscal.

Aunque son proyectos urbanos, la unidad ejecutora de las obras es el gobierno regional. El gobernador Manuel Llempén es uno de los que se han quejado por la falta de dinero para elaborar expedientes. Pero en este caso no aplica su versión.

A mi parecer, no hay una prioridad para ejecutar obras de reconstrucción. Sospecho de algún interés político, sobre todo cuando uno se entera de que el gerente (que acaba de renunciar) fue nombrado responsable de la campaña presidencial de César Acuña, líder de APP.

Lamentablemente, varias municipalidades no son unidades ejecutoras porque no han sido buenas para gastar su presupuesto. Le pasó a Trujillo. Como en los años de la gestión anterior, que lideró Elidio Espinoza, no se supo invertir, se castigó a la comuna.

Hay situaciones como estas que desbordan la paciencia de los ciudadanos. Hoy son los transportistas quienes se quejan porque sus unidades están colapsando. Mañana pueden ser los propios vecinos, quienes están hartos de la ineficiencia estatal.