La mayoría de padres y profesores piensan que matemáticas y comunicación son las áreas escolares con más impacto para el futuro de los escolares, por influencia de las publicaciones de los institutos de evaluación escolar nacionales e internacionales y de las universidades que también las usan como filtros para la admisión de estudiantes. La pregunta es si tiene sentido que esto siga así o si es hora de reconocer otras capacidades como filtros predictores de la capacidad de un universitario de hacer una buena carrera y luego ejercerla.

Por ejemplo, los colegios de vanguardia de Irlanda del Changemaker Global School Network están creando nuevos ambientes y retos educativos para ayudar a cultivar el pleno potencial de los alumnos poniendo más énfasis en las dimensiones sociales y emocionales. Ellos se focalizan en el desarrollo de empatía, creatividad, resiliencia, trabajo en equipo y liderazgo. (Empathy, creativity and teamwork - the future of Irish education?, The Irish Times, 18/10/2014).

Este nuevo ethos escolar incluye los aprendizajes sociales y emocionales, así como la solución de problemas y el liderazgo, pensando en habilidades útiles tanto para la escuela como para lidiar con cualquier situación de estrés y conflicto que se les presente en su vida cotidiana.

Se cuida la salud mental de los niños que toman clases de yoga, meditación y enfrentan los conflictos usando prácticas restaurativas, poniéndose en los zapatos de los demás. Aprenden a producir cambios en sus propias comunidades, convirtiéndose en “productores del cambio”.

Tiene mucho sentido girar en esa dirección.