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No podemos seguir defendiendo un país tan contradictorio donde parecen no existir -salvo excepciones- bancos éticos, jueces justos ni empresas realmente responsables.

En el Perú tenemos muchas empresas formales con millonarias utilidades que tienen miles de empleados que perciben como remuneración el salario mínimo, es decir, 930 soles al mes. La canasta básica hoy asciende a aproximadamente 1500 soles, lo que evidencia que el salario mínimo no debería mantenerse igual.

Las empresas peruanas y globales que operan en nuestro país deberían estar alineadas a los Objetivos de la Agenda 2030 de la ONU.

Defender la suma actual de la remuneración mínima resulta inhumano. Dirigir un gremio y hacer lobby para que no se aumente la misma resulta cruel. La presidenta de CONFIEP contó hace poco que en su empresa, ella paga bastante más que el salario mínimo a sus trabajadores y me alegró. El mundo formal moderno puede dar el ejemplo y no seguir aprovechándose de un sistema en el que se abusa de los débiles.

Parece haber llegado la hora de producir un verdadero cambio a nivel empresarial para tener compañías verdaderamente ejemplares y admirables. Es hora de tener directores y ejecutivos más humanos al frente de las organizaciones.

No es posible que pretendamos alcanzar el Objetivo 8 de la Agenda 2030 de la ONU de un #TrabajoDecente si en el Perú el Presidente no aumenta la remuneración mínima vital y los empresarios serios no lo apoyan.