GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La disolución del Congreso por parte del Ejecutivo, que cuenta con el apoyo mayoritario de la población, generó una serie de urgencias al interior de las diferentes agrupaciones políticas, entre ellas inconvenientes para conformar alianzas y las listas de candidatos aptos que puedan participar en las elecciones, aparte que si es recomendable o no inscribirse al correr el riesgo de no alcanzar la valla electoral y estar condenados a la extinción.

En los últimos días, además, se puso al descubierto la carencia de nuevos cuadros directivos en la totalidad de partidos, donde predominan las mismas figuras que en los últimos años estuvieron en el escenario político. A ello se agrega la posibilidad de que buena parte de los legisladores cancelados del periodo 2017-2021 regresen a sus cargos si son elegidos el 26 de enero del 2020, pues están facultados para intervenir.

Los ciudadanos con aspiraciones y que no tienen una agrupación vienen buscando, previo pago, un "vientre de alquiler" o un puesto en la nómina a inscribirse, con lo cual el vicio de la afiliación partidaria ficticia persistirá y el objetivo de tener un Parlamento mejor preparado no se conseguiría.

Las informaciones sobre las crisis internas que enfrentan los partidos son frecuentes en los últimos días, tanto en aquellos que dicen ser de izquierda como de derecha o centro, saliendo a relucir divergencias y pugnas. En resumen, nadie estaba preparado para los cambios registrados en tan corto tiempo y puede que caigamos una vez más en la improvisación política.

El tiempo, en este caso, es el peor enemigo para todos los partidos y el electorado tendrá la responsabilidad de escoger los mejores cuadros con miras a las siguientes elecciones generales del 2021, año del bicentenario de la Independencia.