No tiene asidero legal, pero igual un grupo de legisladores, incluyendo a la actual presidenta del Congreso, Mirtha Vásquez, están empeñados en llevar a cabo un referéndum el próximo 11 de abril -en simultáneo con las elecciones generales-, para que los peruanos digan si están de acuerdo o no con elegir, un año después, una asamblea conformada por 130 personas para que se encargue de elaborar una nueva Constitución.
Detrás de esta iniciativa reñida con lo establecido en la actual Carta Magna vigente desde 1993, están las bancadas de UPP encabezada desde la cárcel por Antauro Humala; Podemos de José Luna y Daniel Urresti; Nueva Constitución, Descentralización Democrática y Frente Amplio, que tiene en sus filas a la presidenta Vásquez, quien ha dicho que es necesario comenzar a dar los primeros pasos para tener una nueva Constitución.
Aparte de la dudosa legalidad del referéndum, esta iniciativa se da en un momento político muy crítico, en que la representatividad de las agrupaciones políticas es más que cuestionada. A eso se suma que en los últimos años los peruanos hemos elegido a un Congreso cada vez peor. ¿Acaso queremos una Asamblea Constituyente plagada de delincuentes, sinvergüenzas e impresentables que tengan la responsabilidad de hacer una nueva Carta Magna?
No hay duda que la izquierda sueña con una reforma constitucional similar a la que hizo su maestro y guía Hugo Chávez como primer paso para la pesadilla que vive Venezuela desde hace más de 20 años. Mientras tanto, algunos oportunistas y demagogos apuntan a cambiar la Carta Magna para introducir la pena de muerte y otras medidas que jalan votos, pero que en una realidad como la nuestra serían imposible de llevar a la práctica.
Es de esperarse que esta idea de introducir un referéndum en las próximas elecciones sea dejada de lado a la brevedad posible, por más que sea promovida por la propia titular del Poder Legislativo. No se puede ser tan irresponsable. El chavismo y el oportunismo político no pueden pasar. El Perú no está para experimentos ni saltos al vacío en medio de una crisis tan grande como la que vivimos y seguiremos sufriendo por un buen tiempo.