El Perú ha estado de luto y con un gran pesar por el asesinato del suboficial PNP Jhony Cáceres Gonzales, de la Dirección de Medio Ambiente, quien el viernes último perdió la vida a manos de sicarios contratados por mineros ilegales en Madre de Dios. Se trató de una cobarde emboscada. Sin embargo, el dolor se ha convertido en indignación al enterarnos de que los restos de este mártir y sus familiares han sufrido un maltrato sin nombre.

Y es que el ataúd con el cuerpo del agente caído en acto de servicio fue trasladado en el techo de un taxi, sí, en el techo de un taxi, y en calidad de encomienda, desde Madre de Dios hasta Arequipa, donde sus familiares tenían previsto velarlo y sepultarlo. ¿No hubo un avión para el último viaje del suboficial Cáceres? ¿Nadie pudo disponer al menos de una carroza para movilizar dignamente el féretro de un policía que dio la vida por su país?

Los peruanos nos indignamos mucho cuando a los policías los agreden en las calles, ya sean manifestantes, borrachos, choferes iracundos o cualquier otro impresentable que ande por ahí. No obstante, esta vez ha sido la propia Policía Nacional, como institución, la que ha cometido este maltrato con uno de sus agentes, que pereció de un balazo mientras cumplía su deber en la lucha contra la minería ilegal y todos los delitos que la rodean.

El maltrato al suboficial Cáceres Gonzales me ha hecho recordar lo sucedido en mayo de 2012 en la fallida Operación Libertad, cuando los restos del abatido suboficial PNP César Vilca tuvieron que ser trasladados en un taxi por su padre una vez que su institución paralizó la búsqueda en La Convención. En ese momento todos nos indignamos; sin embargo, hoy sucede algo similar. No se aprendió la lección.

El ministro del Interior, Carlos Basombrío, ha mostrado su molestia por el maltrato a los restos del policía asesinado y a sus familiares. Ojalá que esa indignación del jefe del sector se convierta en sanciones para los malos colegas del caído que, por razones poco claras, han cometido este hecho que nunca más debe repetirse. Si la propia Policía no respeta a su gente caída en servicio, ¿qué se puede esperar de los demás? ¿Así vamos a tener la mejor Policía de la región en 2021?