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Irónico que el sábado por la mañana, mientras se realizaba en la Costa Verde un necesario ensayo de atención ante un sismo con la participación de miembros de la Armada de los Estados Unidos y de efectivos de las Fuerzas Armadas de nuestro país, autoridades del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú hayan alertado sobre la imposibilidad que han tenido en las últimas horas para echar combustible a sus unidades.

Si todos somos conscientes de la necesidad de sumar esfuerzos para estar en condiciones de tener una reacción rápida y adecuada una vez que se produzca un gran sismo en la capital, para lo cual se realizan simulacros y acciones como las del sábado último, resulta inconcebible que no se tomen las precauciones para dotar a los bomberos de los más elemental que puede haber: combustible para que sus unidades puedan moverse a atender una emergencia.

Durante los peores días de El Niño costero, a inicios de 2017, conversé con un alto funcionario del gobierno de ese entonces, quien me dijo con mucha preocupación que si bien algo importante se podía hacer para atender a los afectados con la salida de los ríos en la costa norte y centro del país, ante un terremoto las posibilidades de acudir en auxilio de los heridos y atrapados serían muy limitadas, debido a que no se cuenta con el equipamiento necesario.

Dicho esto, que nos pinta un poco el panorama de lo que podría pasar una vez que ocurra el terremoto en Lima y Callao que los expertos pronostican, cabría preguntarnos qué pasaría si a eso sumamos que los bomberos y sus unidades no puedan desplazarse en medio del caos y el drama, por falta de combustible, todo eso por asuntos burocráticos. De terror. Si de por sí estamos mal, no nos esforcemos por estar aún peor.

El trabajo de los bomberos del Perú es heroico. Lo vemos cada vez que hay un siniestro o un accidente. Pero solo con la entrega, la solidaridad y el amor a los demás de parte de los voluntarios no se puede hacer mucho. Se requiere equipos y ante todo combustible. Es de esperarse que el desabastecimiento haya sido de unas horas. Sin embargo, debería servir para ser conscientes de que no se debe dejar nada a la suerte, pues un sismo u otra emergencia podrían suceder hoy mismo.