Cuando un político se queda sin armas de defensa ante argumentos que lo cuestionan, siempre apelará a acusar la orquestación de una campaña en su contra y, en el peor de los casos, victimizarse con el rol protagónico tras una supuesta cortina de humo. Lo hizo Alejandro Toledo en solitario y ahora le siguen los seguidores de Keiko Fujimori tras el destape de Correo.

“Esta es una campaña montada, orquestada contra el fujimorismo. Como Keiko Fujimori no está metida en la cochinada de la corrupción de Odebrecht, buscan de alguna manera desprestigiar. Keiko nunca se ha corrido ni se correrá de ninguna investigación”, sostuvo el vocero de Fuerza Popular, Luis Galarreta, sobre la investigación fiscal a su lideresa por lavado de activos y defraudación tributaria, como parte de las pesquisas al exsecretario general de su partido Joaquín Ramírez.

“Están utilizando a la fiscalía para este tipo de acción. Y eso viene de los grupos de oposición al fujimorismo y, también creo yo, del propio gobierno. Son varios actores interesados, justamente los que están metidos en la megacorrupción de Odebrecht. Están orquestando todo esto”, afirma por su parte un vocero alterno como Héctor Becerril.

A todo esto, preguntamos, ¿se puede leer entre líneas algún argumento válido para decir que el Ministerio Público se está prestando para meter a todos los políticos en un mismo saco? La verdad, es que solo vemos posturas reaccionarias para desacreditar a la fiscalía y desvirtuar cualquier duda contra Keiko Fujimori.

En vez de responder con ataques confundiendo a la población, más bien, por la transparencia que tanto pregonan como agrupación democrática y respetuosa de las instituciones, la propia Keiko Fujimori debería ser quien dé la cara y, si no tiene nada qué esconder, desbarate con argumentos la investigación de la fiscal Sara Vidal sobre una supuesta entrega de 15 millones de dólares a Joaquín Ramírez.

TAGS RELACIONADOS