Este 20 de marzo marca el inicio del otoño para el hemisferio sur. Esta fecha era especial durante el imperio Inca, porque la punta de la sombra de todos los pilares verticales plantados en el suelo trazaba una línea recta a lo largo del día. La mayoría de dichos pilares estaban ricamente labrados.
Así, este fenómeno establecía una relación entre el cielo (Sol) y la tierra (pilar vertical). Se producía solo dos veces al año. Además, en lo que ahora es la ciudad de Quito, la línea recta atravesaba la misma base del pilar ¿Era una señal, indicada por el dios Sol, para que dicho lugar sea la segunda capital del imperio?
Ahora sabemos que esto se debe a que dicha ciudad está situada casi justo sobre la línea ecuatorial de nuestro planeta. La ciudad de Cusco se encuentra mucho más alejada de esa región.
Lo expuesto es solo un ejercicio que explora la posibilidad de cómo un fenómeno producido durante los equinoccios puede haber tenido influencia en decisiones de carácter político: ¿Cuál es la ciudad más importante del imperio según el dios Sol?
Y ahora ¿Es útil el experimento del pilar durante un equinoccio? Sí. Los extremos de la línea en el suelo señalan los puntos norte y sur geográfico. Así, obtenemos una forma de orientarnos en el espacio (eje norte-sur) y en el tiempo (equinoccios de marzo y setiembre). Además, solo en ese día, el Sol sale exactamente por el este y se oculta por el oeste.
Así, el día de equinoccio no es solo un mero recordatorio de cambio de estación, sino también la oportunidad de conocer nuestra herencia cultural y mostrar cómo un experimento de observación solar permite el conocimiento de nuestro entorno. En el IGP seguimos haciendo Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar.