El domingo último por la noche se entregó al Ministerio Público y a la Policía Nacional Fray Vásquez Castillo, sobrino del recluido expresidente Pedro Castillo, quien estuvo más de año y medio en calidad de evadido de la justicia, al ser investigado por ser parte de la red de corrupción que encabezó su tío desde la cúpula del poder.
Por ahora se desconocen las condiciones que puso para entregarse a las autoridades, pero es de esperarse que este sujeto que hacía de portero y anfitrión en la guarida del pasaje Sarratea cada vez que Castillo despachaba allí de manera irregular, hable largo y tendido todo lo que sabe acera de la banda de la que habría sido parte.
Si hay alguien que sabe todas las corruptelas en las que ha estado metido el expresidente junto con personajes de dudosa reputación, algunos de los cuales están libres y otros tras las rejas, ese es sin duda Vásquez Castillo, el que de cocinero de un chifa del Callao pasó a ser parte, ilegalmente, de la cúpula de poder que manejó su tío.
Aparte de la corrupción en que estaría inmerso, Vásquez Castillo es una muestra viviente de la poca institucionalidad del país, esa que hace que un mandatario se rodee de dudosos parientes para reunirse en “despachos clandestinos” para actividades nada santas, antes de valerse de funcionarios públicos y usar sedes donde se transparencia sea una norma y una muestra de respeto al ciudadano.