El descrédito de los políticos no solo se debe a la pésima gestión de los congresistas y a la incapacidad del Gobierno de resolver los problemas de la gente, también ocurre por los escándalos de los gobernadores regionales, quienes en los últimos tiempos han ido a la cárcel por presuntos vínculos con la corrupción o han protagonizado hechos vergonzosos. Por ejemplo, la máxima autoridad de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, quien al inicio de este año no solo desafió al presidente Vizcarra a una pelea a golpes y patadas sino que también se ha visto involucrado en un confuso incidente en el que presuntamente agredió a una mujer.

Se dice que hay dos maneras seguras de llamar la atención. La primera es haciendo las cosas mejor que todos y la segunda es realizándolas de forma extravagante y escandalosa. Las autoridades regionales del país están en una gran deuda con la población que los eligió. Lo muestra el escaso avance en la ejecución de sus presupuestos. Es momento de ponerse a trabajar con decisión y honestidad. Llevan un año en sus puestos y ya no pueden argumentar falta de experiencia. Tiene que hacer noticia por su labor y no por los escandaletes en que algunos andan inmersos.