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El Poder Ejecutivo mantiene en el misterio si el decreto de urgencia que busca fortalecer financieramente a EsSalud, y que se conocerá en los próximos días, incluye el retorno al aporte del 9% de las gratificaciones de Fiestas Patrias y Navidad de los trabajadores, para que ese monto vaya a las siempre alicaídas arcas de la seguridad social, tal como ha recomendado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un reciente informe.

Creo que nadie en su sano juicio podría estar en contra de dejar de percibir el 9% de sus dos gratificaciones anuales que aporta el empleador, si es que a cambio va a tener una seguridad social al menos digna, donde no haya que esperar semanas y meses por una consulta, donde no sea necesario tener “vara” o “padrino” para acceder a un turno de operación, o donde a un paciente de emergencia no lo dejen esperando en un pasadizo y con un suero conectado al brazo por falta de cuarto.

Si el Poder Ejecutivo tiene previsto el retorno de los descuentos, debería pensar primero en ir mejorando el servicio que da EsSalud al asegurado. Es cierto que muchas veces los médicos, enfermeras y técnicos hacen proezas en las salas de operaciones. Sin embargo, eso no se da siempre. Ayer, la titular de la institución, Fiorella Molinelli, ha aclarado que al menos su entidad no ha propuesto tocar las gratificaciones y que, más bien, ha planteado otras alternativas.

No tiene ningún sentido que los asegurados dejen de percibir dinero para destinarlo a EsSalud e incrementar sus ingresos en 11%, según lo estimado por la OIT, si aquellos pocos que puedan van a optar por pagar un seguro privado antes que irse al hospital Almenara o al Rebagliati o a un policlínico, a encontrarse cara a cara con todas esas graves falencias que la propia entidad, plagada de gerentes y carente de médicos, reconoce en su llamado “Libro blanco”.

El Ejecutivo debe de evaluar muy bien antes de tomar cualquier decisión que afecte el bolsillo de la gente si es que va a ser a cambio de nada, sobre todo, si el sector privado debe a dicha entidad dos mil 785 millones de soles y el propio Estado otros mil 300 millones, aparte de las excepciones y regímenes especiales cuestionados por la OIT, lo que sin duda deja un inmenso forado en las arcas de la institución, que está viendo ahora de dónde sacar más plata.