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No cabe duda de que la relación bilateral entre Estados Unidos e Irán está cada vez más tirante. Lo voy a explicar. La Casa Blanca acaba de designar la calificación de “Organización Terrorista Extranjera” a la Guardia Revolucionaria de este país no árabe del Medio Oriente. Se trata de un golpe muy fuerte al ejército oficial, que ampara y sostiene al régimen teocrático de los ayatolas desde que Ruhollah Musaví Jomeini llegara al poder en 1979, luego de la triunfante Revolución Islámica que derrocó al último Sha de Irán, Mohammad Reza. Sin duda, el paso dado por Washington se veía venir. Está claro que a Donald Trump no le gusta un ápice los persas y no ha ocultado su animadversión desde que llegó al poder en 2017. En efecto, recordemos que desde que el presidente neoyorquino se convirtió en el cuadragésimo quinto mandatario de la nación más poderosa de la Tierra, se mostró con el sable desenvainado contra el régimen de Teherán. Así pues, Trump se trajo abajo el programa sobre el acuerdo nuclear al que llegó su predecesor, Barack Obama, con los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), esto es, China, Francia, Reino Unido y Rusia más Alemania. Mirando fijamente los objetivos geopolíticos y estratégicos de EE.UU. en el Medio Oriente, no es un secreto que desde fines de los años setenta a Washington le ha costado y mucho llegar a establecer niveles de alianzas con Irán, una realidad que no le ha pasado con otros gobiernos islámicos como Arabia Saudí y Egipto, los dos países árabes -el primero determinando la península arábiga en el Asia Menor y el segundo anclado en todo el Sinaí y el noreste africano-. El plan de Estados Unidos ha sido siempre lograr el control total del Medio Oriente -apoyado por Israel, su aliado por antonomasia- en la idea de conseguir sus recursos -el petróleo-, por lo que resulta inexplicable la posición del magnate republicano. Los iraníes no son fáciles y realmente no los veo de manos cruzadas. De hecho, ya han emprendido alianzas con Rusia y Siria, y hasta en nuestra región con la Venezuela del dictador Nicolás Maduro. Veremos cómo reaccionarán a la referida compleja calificación.