GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Recuerdo a mi padre comentarme que las broncas en el partido aprista han sido de toda la vida; que cuando publicamos los escándalos internos de la estrella no estábamos descubriendo la pólvora, sino que en cada elección siempre estuvo presente el chaveteo. Vaya consuelo para los compañeros.

Cómo serán de tramposos en el partido aprista que hasta ellos mismos se engañan para cambiar sus reglas. En Lima, por ejemplo, hasta la propia militancia rechazó a Mauricio Mulder dejándolo lejos de las preferencias para encabezar la lista al Congreso. Como no pudo ser de otra manera, transformaron la modalidad de la elección.

Ahora resulta que Mulder irá con el número uno de la nómina porque se equivocaron al hacerlo competir con el resto de mortales. No importa que su propia gente no haya votado por mantenerlo como capitán de barco. Eso es lo de menos para el comando político. Aquí lo que interesa es que el disuelto parlamentario se mantenga.

¿Para qué desarrollan una elección interna si a las finales seguirá mandando la cúpula? Es cierto, el grupo de élite tiene derecho a convocar a sus invitados. Pero, ¿Mulder no es acaso un militante? Sí, dicho señor, que ha tenido un serio papel de lambiscón de Fuerza Popular, es un ferviente defensor aprista y alanista.

Es una lástima que el partido de Haya de la Torre, el cual, supongo, nació con otras intenciones de tomar el poder, sea un cuarto lleno de bandidos en el que quien manipula mejor la chaira toma las riendas. Atrás quedaron los salones llenos de jóvenes que pugnaban, en calurosos debates, guiar a la militancia.

“Este es el Apra, ¿qué les parece?”, es una frase utilizada por la militancia cuando surgían de las cenizas el 2001, tras la llegada de Alan García, corrido por la justicia. Definitivamente, sí, es el Apra, y me parece que una agrupación que menosprecia la voluntad de su militancia jamás podrá volver a dirigir a una nación. ¿No será que a alguien de adentro le interesa su extinción?