De un gobierno como el que acaba de asumir funciones en Argentina, con Alberto Fernández a la cabeza y que tiene como vicepresidenta a Cristina Fernández, se puede esperar cualquier cosa. Sin embargo, llama mucho la atención que a menos de dos días de tomar el mando de la Casa Rosada se compre el pleito al recibir con los brazos abiertos a un personaje como Evo Morales, quien el mes pasado tuvo que salir de Bolivia por la puerta falsa.

Morales podrá seguir vendiéndose como un pobre luchador social arrancado del cargo por las oscuras fuerzas de la “derecha” y por el “imperio”, que no lo dejan luchar por los pobres de su país. Sin embargo, lo cierto es que el nuevo huésped ilustre de Alberto y Cristina Fernández tuvo que dejar el poder una vez que la Organización de Estados Americanos (OEA) comprobó el tremendo fraude electoral con el que el antiguo dirigente cocalero quería permanecer en el poder.

Quizás esta actitud de tolerancia hacia un ladrón de votos como es Morales tenga que ver con la deslucida ceremonia de toma de mando del presidente Fernández, a la que solo asistieron tres mandatarios: Tabaré Vásquez (Uruguay), Mario Abdo (Paraguay) y nada más y nada menos que Miguel Díaz-Canel, el tiranuelo cubano que al retornar a La Habana fue recibido en el aeropuerto José Martí por el tirano mayor Raúl Castro, quien sigue siendo el poder detrás del poder.

En medio de estos hechos que deben de encender las alarmas en los países democráticos de la región, da que pensar que el gobierno del presidente Martín Vizcarra no haya expresado su reconocimiento a la mandataria encargada de Bolivia, Jeanine Áñez, quien guste o no algunas de sus actitudes, es la que está al frente del gobierno de La Paz, siguiendo la sucesión constitucional tras la huida de Morales a México, luego a Cuba y finalmente a Argentina.

Antes de estarse haciendo la víctima por aquí y por allá, y culpando de su situación a medio mundo antes que hacer un mea culpa, Morales debería responder por las graves acusaciones de fraude electoral que pesan en su contra y que motivaron su deshonrosa salida. Habrá que ver la actitud de los argentinos que creen en la democracia, ante el hecho de tener en su país a quien tiene mucho que explicar ante la justicia por desconocer los mandatos de la voluntad popular.

TAGS RELACIONADOS