Si el nefasto expresidente boliviano Evo Morales -ahijado político de los tiranos Fidel Castro y Hugo Chávez-, es el modelo a seguir de la candidata presidencial de Juntos por el Perú, Verónika Mendoza, los peruanos estamos notificados de a dónde podría ser llevado nuestro país en caso triunfe esta opción de izquierda contraria a la minería responsable y la inversión privada, y que sueña con una nueva Constitución y otra reforma agraria.

No sé qué de bueno puede traer al Perú algo de lo que hizo Morales en Bolivia, quien llegó al poder, cambió la Carta Magna y no se quiso ir nunca, ni siquiera cuando un referéndum convocado por su propia administración le dijo que se vaya a su casa. Recordemos que quien llegara al poder tras una larga carrera de dirigente cocalero y agitador profesional, copó las entidades públicas e hizo lo que le dio la gana. La separación de poderes fue una burla en el vecino país.

El expresidente Morales fue muy astuto para escribir sus discursos con la mano izquierda y gobernar con la derecha, lo que hizo que su país no termine en una catástrofe económica, social y humanitaria como la ocasionada por los hermanos Castro en Cuba y el chavismo en Venezuela. Sin embargo, este personaje no es ningún buen ejemplo de respeto a la democracia, la alternancia del poder y la independencia de las instituciones.

Y como si fuera poco la aparición de Morales al lado de Mendoza, a través del programa La Encerrona el expresidente Ollanta Humala confirmó lo que ella siempre negó: que sí escribió en las célebres agendas de Nadine Heredia donde se hicieron anotaciones de millonarios montos de dinero que nadie sabe de dónde salieron. Esto era un secreto a voces desde hace seis años, pero la postulante de Juntos por el Perú hasta hoy inste en que es mentira. ¿Alguien le creerá?

Los peruanos sabemos muy bien a dónde nos llevan las recetas fracasadas como las aplicadas por el general Juan Velasco o Alan García en su primer gobierno. Difícil de creer que aún haya gente que sueñe con ellas. Ha costado mucho salir del abismo al que caímos por culpa de las políticas estatistas a cargo de personajes que llegaron al poder ofreciendo “igualdad” y “justicia social”, para al final dejándonos en medio de una pesadilla.