El lunes pasado tuve el privilegio de presentar mi más reciente libro, titulado "Faustino", con el cual pretendo rescatar la figura del prócer peruano José Faustino Sánchez Carrión como la primera figura liberal del Perú y como uno de los más preclaros latinoamericanos de la tradición clásica del liberalismo, comparable a Juan Bautista Alberdi de Argentina. El libro pertenece a la Colección Bicentenario del Fondo Editorial del Congreso de la República del Perú.

La historiografía peruana ha estudiado mucho a Sánchez Carrión, pero no le ha dado el peso que merece dentro de la historia de la nación. Un obstáculo para esto es que se lo ha estudiado dejando de lado su pensamiento político. En este contexto, el presente libro tiene dos propósitos medulares. El primero, demostrar que el liberalismo del tribuno peruano era de la estirpe del liberalismo clásico, más heredero de John Locke y James Madison que de Jean Jacques Rousseau y su liberalismo racionalista-constructivista, como se considera tradicionalmente en la historiografía nacional. El segundo, poner en valor a Sánchez Carrión en su dimensión internacional, demostrando que su impronta latinoamericana alcanza las cúspides de otros pensadores liberales clásicos de esta parte del mundo y que han merecido, hasta ahora, mayor relevancia histórica.

Confieso que escribí este libro porque, desde que descubrí al personaje, sentí fascinación por él. Me impresionó la calidad del tipo de debate político que había en el Perú hace doscientos años y la profundidad como la audacia de las posturas liberales ya por entonces. También confieso que me interesaría que este libro fuera un pretexto para discutir el liberalismo en el Perú, del cual Sánchez Carrión fue su más preclaro y trascendente exponente. Especialmente en estos tiempos en que han aparecido “liberales” de tantos matices, a veces hasta el punto de representar lo contrario.