Es importante desarrollar la formación personal- social de los niños, niñas y adolescentes en el hogar, el sistema educativo y la sociedad en general, por cuanto está relacionada con la complejidad de la naturaleza y el desempeño del ser humano.

Por ello, es conveniente fortalecer en los colegios la autoestima, que tiene que ver con el autoaprecio de sí mismo y, por ende, con la valoración de los demás; el emprendimiento que se basa en la iniciativa y la capacidad de decisión; y en la integración con sus pares y otras personas mediante consistentes relaciones interpersonales. Del mismo modo, la defensa de sus derechos respetando los de otros, el cumplimiento de los deberes, la educación sexual integral y el trabajo en equipo donde cada uno valora y respeta la tarea que asume cada uno de sus integrantes.

En las instituciones de enseñanza debe ponerse atención permanente a las conductas de riesgo, como el uso indebido de drogas, tabaco y alcohol. Se trata de ayudar a los alumnos a que, a partir del desarrollo de su autoestima, tengan “frenos internos” para que digan en los hechos: “NO”. También para rechazar las peras, las fiestas semáforos, los grupos de amigos de escasa reputación, las colleras desconocidas, las pandillas juveniles y los lugares inseguros que ponen en peligro su integridad física y mental.

Todo lo señalado se trabaja con los alumnos preferentemente en la tutoría escolar con el liderazgo de los tutores y la participación de los docentes, padres de familia y psicólogos; sin embargo, el Ministerio de Educación no le da prioridad y mantiene desactivada la Dirección Nacional de Tutoría y Orientación Educativa, órgano técnico de línea para impulsar a nivel nacional la formación personal-social. Esperemos que la próxima gestión corrija esta deficiencia.