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Un punto importante en la reforma que ojalá se haga en nuestro sistema de justicia debe ser el cambiar por completo los sistemas de control y fiscalización interna en el Poder Judicial y el Ministerio Público, a fin de evitar situaciones como las que vamos conociendo a través de los audios de la vergüenza, y que no son de ahora, pues a fines del siglo pasado también tuvimos jueces y fiscales podridos a los que solo se pudo detectar a través de videos y el trabajo de la prensa.

Cómo es posible que las entidades de fiscalización interna hayan dejado pasar ante sus ojos actos de corrupción de la magnitud de los que van saliendo a flote. El sistema de vigilancia llevado a cabo por las “famosas” Oficina de Control de la Magistratura (Ocma) y Fiscalía Suprema de Control Interno, así como por sus pomposas oficinas descentralizadas, ha fracasado largamente, tal como ha quedado demostrado por estos días.

Quizá sus máximos logros estén en atrapar cada cierto tiempo a un juez o fiscal corrupto escondido en un café o un parque de por ahí, cobrando una coima de S/500 en billetes previamente fotocopiados. Sin embargo, a los peces gordos jamás han podido caerles encima a pesar de que, como vemos ahora, hacían lo que les daba la gana con total libertad. Ahí está como muestra el encarcelado Walter Ríos, expresidente de la Corte Superior de Justicia del Callao.

Hace unos años se supo, luego del asesinato del exconsejero regional de Áncash Ezequiel Nolasco, que la Corte Superior de Justicia del Santa estaba infiltrada por la mafia a cargo del recluso César Álvarez. El último fin de semana se ha hecho público, a través de un nuevo audio, el interés del suspendido vocal supremo César Hinostroza en la ratificación de un cuestionado magistrado chimbotano. ¿Y nadie se dio cuenta de nada?

De nada valdrá hacer una reforma completa del Poder Judicial y del Ministerio Público, tal como se busca ahora en medio del escándalo, si los sistemas de control interno siguen como hasta hoy, nadando en medio de la nada mientras los malos magistrados se levantan en peso las instituciones llamadas precisamente a ser puntales en la lucha contra la corrupción. ¿Se logrará avanzar algo esta vez, o en unos meses más veremos que todo sigue igual?