Mientras el proceso de vacunación contra el COVID-19 avanza en medio de la lentitud por la demora en el arribo de las dosis necesarias de inmunizantes, es inminente la llegada de una tercera ola de contagios que esperamos nos tome prevenidos y no como sucedió en enero último, en que el país comenzó a ser castigado con dureza debido a la falta de camas UCI y oxígeno medicinal.

Es cierto que millones de peruanos ya están vacunados y que nos encontramos en mejores condiciones para resistir los embates de una tercera ola. Sin embargo, debido a las trágicas experiencias vividas, en este diario jamás nos cansaremos de alertar a las autoridades y a los ciudadanos de los riesgos que existen en un país como el nuestro, donde el sistema de salud sigue siendo precario.

A estas alturas tenemos casi 200 mil fallecidos en año y medio de pandemia, por lo que no se pueden cometer los errores del pasado ante la posibilidad de que una nueva ola de contagios. Es de esperarse que en estos momentos de tregua, se estén tomando las medidas para contar con camas, oxígeno, mascarillas y todo lo que haga falta para salvar la vida de los peruanos.

Luego de la segunda ola, el entonces presidente Francisco Sagasti admitió que hubo errores, que no se calculó la magnitud de los contagios. Esta vez, con todo lo vivido y sufrido, no podemos volver a tropezar con la misma piedra.