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Es preocupante que el bien ganado descrédito de la clase política tras el caso “Lava Jato”, que ha salpicado a casi todos, sumado a los pleitos que han impedido a las autoridades del Congreso y del Ejecutivo dedicarse a atacar los problemas de fondo, permita que para el 2021 tome fuerza alguna de las alternativas demagógicas y tiránicas llamadas “antisistema”, que de triunfar nos llevaría a dar un salto al vacío y al descalabro, al estilo Venezuela.

Queda claro que en los próximos meses el fujimorismo, empezando por Keiko Fujimori, va a estar más concentrado en librarse de la cárcel que en ganar una elección, algo ya muy difícil de por sí. De los oficialistas es poco lo que se puede rescatar, si todos ellos fueron los que blindaron a Pedro Pablo Kuczynski, quien tuvo que renunciar ante sus escandalosos nexos laborales con Odebrecht mientras era ministro de Alejandro Toledo.

De la agrupación que llevó al poder a Ollanta Humala no queda nada, pues el líder también anda con un pie en la cárcel. A la izquierda que apuntaló a Susana Villarán le veo poco margen de éxito electoral por su dificultad para el mea culpa, que los lleva a insistir en mostrarse como la “reserva moral” pese al rabo de paja. Además, el entorno de la señora tiene mucho que explicar sobre el dinero sucio con el que hizo campaña para evitar la revocatoria.

El APRA también tiene que aclarar temas delicados en el Ministerio Público, al tiempo que internamente está fraccionado. De otro lado, César Acuña podrá haber ganado en regiones y alcaldías con sus invitados, pero es un personaje que tiene un techo electoral debido a sus dudosos títulos académicos y al cuestionable desempeño de su partido en el Congreso. Luis Castañeda tiende a desaparecer, salvo que quiera que nos olvidemos de sus burgomaestres que acabaron presos.

Dicho esto, es evidente que por el lado “tradicional” hay poco que escoger, lo que debe estar haciendo que los “antisistema” se froten las manos. Es preocupante, por más que por ahora lo hagan en un Starbucks o en el penal Virgen de Las Mercedes. Es necesario impedir que se sigan dando las condiciones para el surgimiento de esta gente, que nos quiere poner al nivel de Venezuela apelando al hartazgo de los peruanos frente a quienes ya gobernaron. Mucho cuidado.