​Fuerza Popular y Salaverry

A fines de este mes, luego de la elección de la Mesa Directiva del Congreso, sabremos si durante la próxima legislatura la estabilidad política tambalea o se fortalece. También es un paso importante para la ciudadanía, que espera el exterminio del estéril debate en el Parlamento durante los últimos años.

En una esquina del cuadrilátero, Fuerza Popular ha ido a la caza de los votos -incluso de los disidentes- para retomar el poder, perdido en realidad tras una jugada política de Keiko Fujimori al proponer a Daniel Salaverry para la presidencia del Legislativo.

Al frente, el propio Daniel Salaverry está moviendo sus fichas para mantenerse en el cargo. No le queda de otra. En caso de perder espacio en el Congreso, su permanencia en el mismo se reduciría al invisible papel que hoy protagonizan sus antecesores Luz Salgado y Luis Galarreta.

Por ello, el trujillano ha ido hilando fino con las diversas bancadas del Legislativo, tanto de izquierda como de centro derecha, con el único objetivo de no perder continuidad política. Ello le garantizará tener presencia con miras al 2021 y tentar el gran paso hacia el Ejecutivo.

En la tercera esquina, los pocos parlamentarios oficialistas y sus aliados independientes no poseen el suficiente respaldo para lograr consensos. No solo tienen como rivales políticos a Fuerza Popular, la bancada mayoritaria, sino también a la izquierda.

Y una cuarta podría ser la izquierda misma. Con casi nulas posibilidades de liderar la mesa directiva, así como de integrarla, este grupo se caracteriza más por la oposición a todo lo que no piense igual que sus miembros. Sin embargo, existe la posibilidad del voto antinaranja a favor de otros.

El Apra, APP, Acción Popular, Cambio 21, y el resto de pequeñas bancadas son más comparsas para completar listas y sacar provecho del poder de turno. Como durante todo este periodo, el primer grupo es más naranja, mientras el resto se acomoda más según las circunstancias.