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Las penas de cárcel que han recibido los esposos Jonny Coico Sirlopú (35 años) y Vilma Zeña Santamaría (32 años) por el delito de trata con fines de explotación laboral y esclavitud, que ocasionó la muerte de dos jóvenes en la Galería Nicolini hace más de un año, sientan un precedente. Asimismo, demuestran que el Ministerio Público y el Poder Judicial, cuando quieren hacer las cosas bien y sin “legalismos” ni recursos abogadiles, logran sentencias duras pero justas.

Acá no ha habido una sanción suave por algún delito “culposo” o por omisión, tal como suele ocurrir en el país, donde parece que las leyes están hechas para favorecer a quienes las violan. En este caso, la justicia -según ha dicho ayer el abogado penalista Luis Lamas Puccio a El Comercio- ha procesado a los esposos por trata y esclavitud laboral, lo que ha permitido que reciban una de las condenas más duras que existe en el Perú, solo menor a la cadena perpetua.

Recordemos que los condenados Coico Sirlopú y Zeña Santamaría encerraban a jóvenes en contenedores metálicos levantados ilegalmente en la mencionada galería del Centro de Lima para que trabajen adulterando focos. Al final de la jornada, les abrían el candado, les pagaban 20 soles y los dejaban ir. El día de la tragedia, las víctimas no pudieron escapar por estar bajo llave y murieron pese a los dramáticos pedidos de auxilio que todo el país vio a través de la televisión.

Sin embargo, más allá de la condena a los culpables directos de esta salvajada -porque no cabe otro término-, habría que preguntarse dónde queda la responsabilidad de la Municipalidad de Lima, que jamás se dio cuenta de la existencia de los contenedores donde eran encerrados los jóvenes, así como la del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, en cuyas narices se explotaba a la gente. ¿O es que solo tienen ojos para fiscalizar y multar a los formales? ¿Para ellos no hay juicio?

A propósito, ¿los funcionarios municipalidades y los inspectores del sector Trabajo y Promoción del Empleo ya se han dado una vuelta por las galerías y los talleres del Centro de Lima o de La Victoria para que vean las condiciones en las que ahí se labora y se sigue explotando a decenas de personas? ¿O es que están esperando una nueva tragedia para aparecer con sus chalecos de colores y sus cascos a fin de tratar de zafarse de responsabilidades?

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