Si alguien tiene dudas en relación a que la voz “género” no es un sinónimo de la voz “sexo”, estas deben quedar totalmente despejadas si consultamos el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, cuya Comisión Interacadémica abarcaba el área de Chile, el área del Río de la Plata; el área Andina, el área del Caribe Continental, el área de México y Centro América, el área de Las Antillas, el área de los Estados Unidos, y, obviamente, el área de España. En la edición del año 2005 de este diccionario, página 310, explica lo siguiente en relación a género: “En gramática significa propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por lo cual se clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros. Para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son masculinos o femeninos, debe emplearse el término sexo. Por lo tanto, las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género): No obstante, en los años setenta del siglo XX, con el auge de los estudios feministas, se comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el termino género (inglés gender) con un sentido técnico específico que se ha extendido a otras lenguas, entre ellas el español. Así pues, en la teoría feminista, mientras con la voz sexo se designa una categoría meramente orgánica, biológica, con el término género se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc. Dentro del ámbito específico de los estudios sociológicos, esta distinción puede resultar útil e, incluso, necesaria. Es inadmisible, sin embargo, el empleo de la palabra género sin ese sentido técnico preciso, como mero sinónimo de sexo”. En esta primera acepción de género, el Diccionario panhispánico de dudas pone los siguientes ejemplos: “Para las expresiones ‘discriminación de género’ y ‘violencia de género’, existen alternativas como discriminación o violencia por razón del sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de pareja o similares”. Les pregunté a mujeres feministas, ¿sabías cuándo se empezó a usar la voz “género” para evitar hablar de sexo femenino y sexo masculino? Me respondieron que eso comenzó cuando mujeres homosexuales empezaron a controlar algunas organizaciones feministas. Les pregunté, asimismo, ¿por qué exigen para las mujeres iguales derechos que para los hombres cuando deben exigir más derechos para ellas que para ellos dado que la naturaleza orgánica femenina así lo determina? Las mujeres deben estar protegidas durante la gestación, el parto, la lactancia y la educación y formación de los niños y niñas en los primeros años de vida. Me dieron la razón, pero me dijeron que su lucha había comenzado tratando de obtener para las mujeres derechos reservados ante los hombres y que esta lucha era prioritaria para las feministas y los feministas. Les respondí que es la naturaleza orgánica de los seres vivos la que determina quiénes son hombres y quiénes son mujeres, y que de ello surgen los derechos exclusivos de las mujeres, quienes deben tener derechos iguales que los hombres en todo lo demás. Les expliqué que la ambigüedad de nomenclatura debe evitarse, tal como lo señala Samuel Gili Gaya en su Curso Superior de Sintaxis Española. El uso de género como sinónimo de sexo se ha alterado aún más en términos como “igualdad de género” y se ha pervertido en términos como “ideología de género”. Esta última frase se ha usado para evitar la voz sexo y para divulgar la idea de que los seres humanos, durante nuestra vida, podemos elegir si deseamos actuar como hombres o como mujeres de manera alternativa. En otros países, esto se ha publicitado creando “baños de género” que supuestamente permiten a sus usuarios actuar como hombres o como mujeres. Les pregunté a hombres homosexuales qué pensaban de la “ideología de género” y me respondieron que ellos solo desean ser respetados como seres humanos, lo que otorgaba el derecho de amar a otro ser humano de su mismo sexo, a compartir su vida y sus bienes. Para ellos la mal llamada “ideología de género” no pretende ayudar realmente a los homosexuales y a las homosexuales en su vida cotidiana; por lo contrario, opinan que sus caricaturescas actuaciones y su falsa ideología han incrementado la homofobia; es decir, la fobia a los homosexuales y a las homosexuales que solo reclaman respeto e igualdad de derechos humanos, los que no pueden ser usados para confusas campañas politiqueras. Lástima que algunos hombres homosexuales y algunas mujeres homosexuales no quieran dar la cara, que no quieran decir públicamente que género no es sexo ni puede serlo. Salvo mejor opinión.