La revista Psychological Science publicó un estudio de David Lubinski de Vanderbilt (Nashville) sobre los factores del éxito profesional expresado en artículos académicos y patentes de 563 profesionales, cuyos profesores los consideraban muy dotados 30 años atrás cuando tenían 13 años de edad, en los años 1970. Habían obtenido altos puntajes en el SAT y las pruebas de aptitudes diferenciales que miden las habilidades de relaciones espaciales, la capacidad de visualizar y manipular objetos de dos y tres dimensiones.

Mientras que los puntajes de matemáticas y verbales (SAT) demostraron ser buenos indicadores de los logros posteriores, las puntuaciones de las características espaciales aumentaban significativamente la exactitud de esta relación, por lo que los investigadores proponen que las pruebas estandarizadas como el SAT y ACT se centren más en evaluar la capacidad espacial, para así identificar a los niños que se destacan en esta área y fomentar sus talentos técnicos, especialmente para la tecnología, ingeniería, matemáticas y ciencias (STEM). Así, los altos niveles de desempeño en los campos de STEM no están simplemente relacionados con las habilidades matemáticas, sino que están mucho más ligados a las habilidades espaciales -así no tengan altos puntajes en el SAT (Study Finds Spatial Skill Is Early Sign of Creativity; Douglas Quenqua, NYT, 16/07/2013).

En suma, el trabajo escolar con manualidades, actividades técnicas, experiencias en artes plásticas y los que promuevan la imaginación espacial producirán retornos mayores que la sola insistencia en la formación matemática.