GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Las historias son la metodología de educación más antigua que existe. A través de las historias, aprendemos a hacer sentido de nuestras experiencias. Todos nuestros procesos mentales y emocionales tienen una estructura narrativa: cuando imaginamos, cuando recordamos, cuando anticipamos o planificamos. Nuestras historias reflejan nuestro estado mental y emocional. Somos las historias que nos contamos a nosotros mismos.

Las historias son poderosas herramientas de aprendizaje, porque unen lo cognitivo con lo emocional. Lo narrativo es el hilo conductor de todo lo que aprendemos y de lo que recordamos: conectamos las diferentes informaciones sobre un mismo tema y entre disciplinas. Por ejemplo, la historia de una exploradora nos puede llevar a conectar las disciplinas como Geografía, Historia, Sociología y Psicología.

Aprender a crear historias es mucho más que un ejercicio imaginativo: es una herramienta de autotransformación y de transformación de la realidad.

Estructurar una historia implica tener claro al protagonista y sus características más importantes (conocimiento psicológico), dentro de un contexto específico (conocimientos de determinadas materias; por ejemplo, ¿cuál es el contexto de un científico, de un artista, de un médico?).

Para crear una historia, debemos identificar los eventos que la movilizan. Requiere que aprendamos a encontrar los conflictos concretos, que combinan aspectos intrapersonales, interpersonales y de contexto, que ayudan a que nuestro protagonista cumpla con el propósito de su historia, con su objetivo.

Aprender a crear historias nos exige reconocer todos estos elementos en nosotros mismos y en nuestra propia vida. Por ello, la creación de historias nos brinda herramientas para conocernos mejor, a nosotros mismos y a los demás. Los procesos de nuestros protagonistas son diferentes modelos de resolución de conflictos y crecimiento.

Cuando conocemos la historia de alguien, es difícil permanecer indiferente. Por ello, leer historias promueve la empatía. Al crear historias, vamos un paso más allá: nos convertimos en creadores de empatía y solidaridad. Nos permite encontrar lo universal en lo particular y los elementos que nos conectan como humanidad, más allá de nuestras diferencias. Al crear historias, hacemos historia.

TAGS RELACIONADOS