En marzo de 2013 la Unión de Estudiantes de Providence tomó una prueba de matemáticas a 50 exitosos ejecutivos, académicos y profesionales en Rhode Island, similar a la del New England Common Assessment Program (NECAP). Al igual que el NECAP, 50% era preguntas de selección múltiple para marcar una opción, 40% para respuestas cortas y 10% para respuestas de sentido crítico. Esa prueba se usa para evaluar el dominio de matemáticas de los egresados del colegio y supone una evidencia de que el alumno está en buenas condiciones para la vida posgraduada. Con puntaje “debajo del nivel satisfactorio” no podrían graduarse del colegio.

El resultado fue que cuatro de esos 50 adultos obtuvieron “logros distinguidos”; siete, “satisfactorio”; nueve, “parcialmente satisfactorio”; y 30 (60%) obtuvieron por “debajo del nivel satisfactorio” (providencestudentunion.org).

Este resultado demuestra que estos adultos, exitosos y habilidosos ejecutivos, académicos y profesionales, no eran suficientemente buenos en las habilidades matemáticas que se exige en las pruebas de admisión para ingresar a una universidad.

¿No es hora de considerar para el currículo escolar y la admisión universitaria las habilidades que los adultos necesitan para desempeñarse bien el mundo real? Es hora de preguntarse si hacer un presupuesto, calcular un costo o entender los datos de una encuesta es más relevante que resolver ecuaciones cuadráticas.

En general, deberíamos hacer mejores preguntas sobre qué necesita aprender y llevarse consigo un egresado de secundaria para encarar los retos de la vida posescolar.