Hernando de Soto siempre llevó una banda presidencial virtual debajo de su saco. En otro lenguaje, ser mandatario de Perú ha sido una espina clavada que, finalmente, luego de un largo sendero por el misterio del capital y premios por doquier, espera sacársela, a los 79 años, en las Elecciones Generales del 11 de abril de 2021, con los colores de Avanza País.
Si repasan su hoja de vida, perfil de LinkedIn o información personal en Wikipedia, muchos que recién se empapan de la política nuestra podrían preguntarse: ¿Y este hombre por qué no ha sido Presidente de la República hasta ahora, y sí Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Alan García (fallecido) y el propio Kuczynski, que tienen en curso serias investigaciones por corrupción?
Y no faltarán los ciudadanos que, precisamente, por esta larga data por tutilimundi, que incluye trabajo directo con los gobiernos de Fujimori y García, lo metan en el bolsón de los políticos tradicionales o más de lo mismo (aquellos inmersos en el hashtag #vayansetodos), en momentos en que nuestro país demanda refundarse con rostros nuevos, ideas frescas, líderes confiables, soluciones inmediatas y mucho feedback con la población.
Como diría el legendario Augusto Ferrando, una cocina Surge al que traiga una foto de Hernando de Soto sonriendo. El presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD) tiene más de dos dedos de frente como para entender el camino minado que pisa y, de inmediato, reforzar los flancos por donde lo atacarán los eventuales enemigos rumbo a Palacio de Gobierno, su sueño dorado.
Por ejemplo, jamás decirle “hijo de p…” a alguno de ellos, como lo hizo con el Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa.