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No solo en Sudamérica las protestas se han constituido en una poderosa arma de manifestación política contra los gobiernos. También sucede en otras partes del mundo como en Hong Kong, donde llevan ya cuatro días y sin detención contra las autoridades del gobierno central de Beijing, que insiste en la idea de dominarlos a cualquier precio. En estos momentos la ciudad, que en 1997 volviera a China continental, concita la atención internacional porque sus estudiantes universitarios, principalmente, no están dispuestos a que Hong Kong pierda las calidades autonómicas que fueron acordadas en ese año. Las protestas en la península, financieramente más próspera de la región asiática, es preocupante, pues mirándolas retroactivamente ya llevan cerca de cuatro meses de manera recurrente. Desde que Hong Kong volvió a la soberanía de China han sucedido, pero jamás en la magnitud que se ve ahora. Son 7 millones de habitantes, quienes se resisten a aceptar las imposiciones del gobierno chino. Esta etapa de protestas comenzó con el plan de Beijing para hacer prevalecer un proyecto que permite extradiciones hacia Beijing para el juzgamiento. La sociedad en la isla es completamente peculiar, siempre acostumbrada a derechos y libertades que estuvieron claramente expresados en el acuerdo, que permitió el retorno de Hong Kong a China hace 22 años. No se debe olvidar que en esta región rige el famoso principio de un país, dos sistemas, que fue una creación de Deng Xiaoping, el líder chino que desde una visión realista acuñó la prosperidad para el país a finales del siglo XX, con la célebre frase “No importa que el gato sea blanco o negro, mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”. Hong Kong tiene el referido estatus de región administrativa especial, y con un régimen aduanero y comercial enteramente capitalista. Con aproximadamente 6200 habitantes por km2, es una meca financiera que exige que no les cambien las reglas convenidas y resumidas en libertad con democracia. La represalia del gobierno de Xi Jinping, que la semana pasada cobró la muerte de un joven, jamás será una solución al problema existente. Repito, un país con dos sistemas es la regla.