¿Qué imagen de niño y de maestro se transmite con los retrógrados desfiles escolares militarizados? ¿Es acaso la imagen del niño soldado y la de maestro sargento la que se pretende transmitir a través del currículo escolar para formar ciudadanos activos en la sociedad civil? ¿Es la disciplina militar el paradigma de la disciplina escolar-civil?

¿Tiene sentido que los rigores de las marchas propias de la vida militar de los adultos que escogieron esa carrera voluntariamente le sean impuestos como modelo de conducta esperada a todos los niños y jóvenes escolares que están cultivando su pertenencia a la sociedad civil desde la escuela? (interrumpiendo de paso el tránsito de las carreteras o avenidas principales por las que los hacen desfilar, bajo el estricto cuidado de profesores convertidos en ocasionales sargentos).

Cada vez que me confronto en público con estos absurdos de la tradición militarista peruana aparecen réplicas que cubren todo el abanico desde la justificación de que es un auténtico ejercicio patriótico que estimula el amor a la patria hasta la de quienes estando en contra sostienen que no se puede ir en contra de una tradición tan arraigada.

Me pregunto si en pleno siglo XXI, testigos de un estado disfuncional y una creciente indisciplina social y egoísmo cívico expresados en la ilegalidad, criminalidad y todo tipo de exclusiones y fracturas sociales, podemos mirar el futuro con optimismo partiendo del principio de que no se puede cambiar algo que siempre se ha hecho así.

El Minedu debería ser más agresivo para reformular las celebraciones patrióticas escolares.