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Como siga como va, la primera propuesta de revocatoria de la actual gestión del Gobierno Regional de Piura correrá como fuego sobre paja seca. El médico, sus socios y colaboradores, los que llegaron por votos y los que llegaron porque él los trajo, siguen jugando a gobernar y no tardarán los números en confirmar una realidad evidente. Sin un gato alerta y experimentado, las ratas y ratones de la administración pública regional seguirán reproduciéndose como lo han hecho en pasadas gestiones. Será una pena perder el tiempo en nuevas elecciones para volver a comenzar, pero mejor temprano que tarde porque el daño sería mayor. La tregua, tolerancia y conmiseración que han tenido por ser sus primeros meses de estreno ha probado que no solo adolecen de un problema de comunicación. No es que no sepan comunicarse con las instituciones y la opinión pública, es que están mudos, hundidos en el silencio de la parálisis. Lo poco que logran hacer, cambio de logotipo y nueva bandera (¡!), solo evidencian un nivel pobrísimo de improvisación porque, además, esa recopilación de logros de los 100 primeros días fue, como ya dijimos, una ingeniosa manera poco disimulada de aprovechar avemarías ajenas. Piura no ve con agrado que la gestión esté en manos de los socios políticos del gobernador, el partido de César Acuña, a través de toda la gente que le ha colocado. El gobierno regional tiene una estructura, casi siempre silenciosa y expectante, que vive y crece aunque pasen nuevos inquilinos. Esa burocracia sabe qué hacer, cuando quiere, se ayuda o estorba, te levanta o destruye, o simplemente, se coloca en piloto automático. Ahora está así, esperando a ver qué hace el piloto y su nueva tripulación. Ya el gobierno central se ha lavado las manos, el presidente Vizcarra en su última visita aclaró que la pelota está en nuestra cancha, con todo el dinero a disposición para ejecutar las obras, y que si no las hacemos es por nuestra ineficiencia. Cuando el gobernador regional y sus colaboradores logren diferenciar qué es lo sustancial y qué lo anecdótico de su labor, recién habrá conseguido afinar la maquinaria la institución pública más importante de la región. A nadie nos conviene que una gestión fracase, pero si para que eso no suceda hay que reemplazar a los ineficientes, habrá que hacerlo. Después no digan que no se les advirtió.