Una de las pocas acciones acertadas que ha tomado el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski en esta huelga de docentes, que ya hizo perder el año escolar a miles de niños y jóvenes, ha sido rechazar el intento de los profesores de eliminar las muy necesarias evaluaciones que podrían sacarlos de la carrera en caso se demuestre que no están en condiciones académicas ni profesionales de ser los formadores de los futuros ciudadanos del Perú.

Era inaceptable dejar de lado las evaluaciones y la meritocracia, tal como lo exigían los huelguistas, pues un país que busca salir del atraso y la pobreza no puede tener en el aula a profesores incapaces que nadie sabe cómo obtuvieron su título en una universidad o un instituto. En realidad, es una vergüenza tener a profesores que exijan a grito pelado en las calles que no se les someta a exámenes. ¿Con qué cara miran luego a sus alumnos?

Además, los peruanos no tenemos por qué estar pagando a profesores que se niegan a ser evaluados para así seguir viviendo del papá Estado. Los dirigentes de los docentes, por lo ideologizados que están, creen que siguen en los años 70 u 80, en que la educación pública era una beneficencia que mantenía a quienes en muchos casos no lo merecían. Los resultados de esta aberración los vemos hoy al notar la deficiente formación que da la escuela pública.

Sería bueno que los docentes en huelga, si tan descontentos están con el Estado que aún los cobija, coloquen sus hojas de vida en un sobre de manila bajo sus brazos y se vayan a buscar empleo en colegios privados, para ver si los contratan. Ahí se darán cuenta de que nadie les dará trabajo sin evaluaciones previas o durante su desempeño y que al menor intento de huelga los pondrán de patitas en la calle, sin lugar a reclamos.

Queda claro que con la paralización, de casi 70 días, miles de alumnos de la escuela pública han perdido el año escolar. Esto es un drama para el país. Pero hubiera sido peor llegar a un acuerdo con los maestros en huelga que implique anular las evaluaciones y la meritocracia. No se podía hacer tanto daño a los peruanos que tienen a la educación quizá como su único instrumento para salir del circulo de pobreza que los persigue desde varias generaciones atrás.