GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El jueves, el Congreso modificó dicha ley para extender el límite de edad de los profesores universitarios de 75 a 85 años; pero francamente debieron solo eliminar el tope. Es tremenda tontería heredada de la última Ley Universitaria el limitar la edad de los docentes universitarios. Pareciera que varios congresistas tienen temor de tocar esa ley tan cuestionada en su momento y que es muy deficiente, más allá de algunos pasajes rescatables. Lo del límite de edad es un ejemplo clamoroso. Adicionalmente, es discriminatoria. Si ninguna persona debe ser discriminada por su raza o sexo, tampoco debiera serlo por su edad, salvo que la misma constituya un requisito técnico para cumplir tal o cual función. Nadie espera que un cincuentón sea futbolista o que un ochentón sea guardaespaldas, pero la docencia es un campo en que perfectamente se puede desenvolver -y hasta con ventajas competitivas- una persona mayor.

Los adultos mayores en nuestro país ya tienen demasiadas puertas cerradas en los mercados laborales como para cerrarles la oportunidad de trabajar como profesores universitarios, si dan la talla y pueden competir. Y si vemos el lado de los estudiantes, es más evidente. Pongamos algunos nombres propios, para entender la idea. ¡Qué estudiante de ciencia política no quisiera tener de profesor a un Luis Bedoya Reyes! ¡Qué estudiante de derecho no quisiera que le enseñara Javier Valle Riestra! ¡O qué estudiante de economía preferiría dejar de lado a un Richard Webb! Lo que necesitamos es liberalizar la educación en vez de ponerle grilletes. Dejar que entren los mejores a las universidades para entregar conocimiento, con atractivas posibilidades, tengan la edad que tengan. Y aprovechando todo el capital humano que poseemos.

Por último, en un país donde su presidente es un hombre mayor -y bien por eso- es hipócrita poner un límite de edad a una actividad mucho menos difícil que la de dirigir un país.