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En casi todas las encuestas a nivel nacional, los indecisos son mayoría. Si a estos les sumamos los que votarían en blanco o viciado, las cifras son aplastantes. En el centro del país, casi un 40% de electores no sabe por quién votar o no votará por ninguno.

La desconfianza por los políticos crece luego de los escándalos de los audios en los que no solo están involucrados jueces, fiscales y miembros del Consejo Nacional de la Magistratura sino también congresistas y otras autoridades. La investigación de estos hechos está demoliendo a la clase política. La gente exige una poda moral.

Ante ello, algunos candidatos hacen uso de muchas estrategias para su propaganda. Hay postulantes que están dispuestos a hacer lo que sea con tal de tener repercusión. Da la sensación de que hay una actitud desesperada ante el reto de las próximas elecciones regionales y municipales.

En el distrito de Chilca, en Huancayo, una candidata del partido Restauración Nacional organizó una boda con invitados, testigos y brindis. Vestida de novia, se casó con “La Honestidad”. Asimismo, otro candidato chilquense, por afán de protagonismo, denunció que en un restaurante le habían servido un caldo con un dedo humano como presa. Luego esto se descartó, pero el político de Acción Popular tuvo sus cinco minutos de fama. Aparentemente, no le interesó el daño hecho a una humilde comerciante, porque lo más importante era hacerse conocido.

En Huánuco hay una candidata a la región que sale a las calles y mercados cargando un gallo, el símbolo de su agrupación Cambiemos Huánuco. En tanto, los candidatos por Solidaridad Nacional hacen campaña tocando bombo y tarola. ¿Esto será efectivo para convencer a los indecisos?