La explosión ocurrida ayer en el distrito limeño de San Martín de Porres, producto del choque de una combi y un tráiler que llevaba balones de gas, ha puesto sobre el tapete, por enésima vez, la informalidad en nuestro transporte. Milagrosamente, la desgracia no tuvo consecuencias fatales, sin embargo, dejó heridos y más de 50 casas afectadas.

Para variar, el conductor de la combi tenía la licencia vencida y registraba una docena de papeletas. El mismo caso de algunos choferes que en los últimos meses han ocasionado accidentes y muertes. Es cierto que no cumplir con las normas y obligaciones se traduce necesariamente en más inseguridad en las pistas, pero la responsabilidad también es de las autoridades que no fiscalizan con mano firme. Alguien no está cumpliendo su deber. ¿Será porque no pueden o porque no quieren?

Si las persona persisten en burlar y violar las reglas continuará esta informalidad que nos llevará a la barbarie. Para que nuestro país sea serio no solo hay que tener buenos proyectos y planes, también debe haber un concepto de convivencia y un respeto por las leyes. Pero, por encima de todo hay que tener gobernantes en todos los niveles que no se llenen la boca con promesas y buenas intenciones y que simplemente trabajen a favor del bien común. El transporte en nuestro país necesita reformas. Si no se realizan cambios en este sector estaremos amenazados por peores tragedias.